Una obra de teatro no se mira como se mira un cuadro por las emociones estéticas que procura: se la vive en concreto.
No tengo ningún canon estético, no me siento sujeto a los tiempos pasados, no los conozco y no me interesan. Solo me siento comprometido con esta época en que vivo y con la gente que vive a mi lado. Creo que un todo puede contener al mismo tiempo barbarie y sutileza, tragedia y risotada, que un todo nace de contrastes y cuando mas importantes son esos contrastes, mas ese todo es palpable,
concreto,
vivo.
Extracción del libro ¨ Teatro de la muerte ¨ de Tadeusz Kantor. Ediciones de la Flor
Educar a un actor en nuestro teatro no significa enseñarle algo,
tratamos de eliminar la resistencia que su organismo opone a los procesos
psíquicos. El resultado es una liberación que se produce en el paso del impulso
interior a la reacción externa, de tal modo que el impulso se convierte en
reacción externa. El impulso y la acción son concurrentes: el cuerpo se
desvanece, se quema, y el espectador solo contempla una serie de impulsos
visibles. La nuestra es una vía negativa, no una COLECCION DE TÉCNICAS, si no
la DESTRUCCIÓN DE OBSTÁCULOS.
Hay algo incomparablemente íntimo y productivo en el trabajo que
realizo con el actor que se me ha confiado. Debe ser cuidadoso, confiado y
libre, porque nuestra labor significa explorar sus posibilidades hasta el
máximo, su crecimiento se logra por observación, sorpresa y deseo de ayudar, el
conocimiento se proyecta hacia él, o mas bien, se encuentra en él y nuestro crecimiento común se
vuelve la revelación. El actor vuelve a nacer, no solo como actor si no como
hombre y con él yo vuelvo a nacer. Es una manera muy torpe de expresarlo pero
lo que se logra es la total ACEPTACION DE UN SER HUMANO POR OTRO.
Fragmentos de ¨ Hacia un Teatro Pobre¨ de Jerzy
Grotowzki
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